En el primer artículo, firmado por miembros del Instituto de Medicina Sexual y del Departamento de Urología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, se resumen todos los datos disponibles en las publicaciones médicas (entre 1981 y 2004) sobre la relación entre el ciclismo como actividad predominante y la disfunción eréctil.
Los resultados han sido que montar en bicicleta más de 3 horas por semana es un factor de riesgo independiente para sufrir una disfunción eréctil, moderada o grave. Cuando se compara una población de ciclistas con poblaciones de corredores y nadadores, la proporción de disfunción eréctil es del 4,2%, frente al 1% y al 2%, respectivamente. En consecuencia, los ciclistas, para minimizar el riesgo de padecer una disfunción eréctil asociada con la práctica intensiva de este deporte, deben evitar los sillines diseñados con una larga y estrecha extensión anterior, a modo de nariz, y optar por sillines sin tal extensión anterior y cambiar de postura periódicamente.
Los autores de este primer artículo concluyen que el mecanismo de este tipo de disfunción eréctil está relacionado con la interacción del ciclista con el sillín de la bicicleta a nivel de superineo. Cuando se usa la bicicleta con sillines diseñados con una estrecha extensión anterior, a modo de nariz, se comprime la arteria pudenda, de la que depende la irrigación del pene, y se pueden provocar lesiones en la capa interna o endotelio de dicha arteria.
El segundo artículo, firmado por el mismo grupo de investigadores de la Universidad de Boston, se propone investigar el distinto impacto de diferentes modelos de sillines, con y sin extensión anterior, sobre la irrigación sanguínea del pene, en individuos que utilizan bicicletas estáticas. Los autores miden la velocidad sistólica máxima en el cuerpo cavernoso del pene (tras la inyección intracavernosa de agentes vasoactivos) acostados en la mesa de exploración, sentados en un sillín, en una silla y de nuevo de pie. El estudio demostró que los sillines con una estrecha extensión anterior se asocian con presiones sobre el perineo que exceden a la presión del flujo sanguíneo en las arterias del pene y las obstruyen.
El tercer artículo, firmado por miembros del Departamento de Urología del Hospital Bassiano, en Bassiano de la Grappa, y del Hospital SS Giovanni, en Venecia, Italia, se propone evaluar un nuevo diseño geométrico de sillín, con el área correspondiente al perineo hendida para que tanto esta zona como el propio cóccix queden libres de presión, así como la parte anterior inclinada hacia abajo, "como el pico de un águila". Los autores miden, a través de la piel, la presión de oxígeno en el pene, como índice de su irrigación y comparan el nuevo diseño (conocido como SMP) con modelos que utilizan habitualmente los ciclistas profesionales. La conclusión es que el nuevo diseño SMP, que evita la compresión a nivel del perineo, previene la compresión de las arterias que irrigan el pene.
En el editorial que comenta estos artículos, el Dr. Steven Schrader, un experto en salud reproductiva, escribe que ya no es discutible que cuando se usa con frecuencia la bicicleta, el sillín puede causar una disfunción eréctil.. Tampoco los que utilizan la bicicleta durante breves periodos de tiempo deben preocuparse. Sin embargo, los ciclistas aficionados que pasan muchas horas sobre la bicicleta durante la semana, y los ciclistas profesionales, desde luego, sí deben preocuparse por el correcto diseño de sus sillines.
Fuente: Journal of Sexual Medicine
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